El error.

 -Hey, ¿tienes algo por decir? - dijo él observando su reloj y mis ojos esquivó.


*Asentí con la cabeza, tomé aire y pregunté con la mirada fija en el aeropuerto distraído de sus pupilas -¿Cómo carajos  hacer para seguir  ocultando que tú paulatino desinterés asociado con un trance de estupidez  me hace daño? Si es difícil verte sin que mis ojos quieren gritar  que  muero por  volver a la complicidad de días  anteriores, si es inevitable que mis manos tiemblen y hagan complicado eso de la respiración solo por tu indiferente presencia, si es difícil evitar que mis labios se retuerzan por las insaciables  ganas de rozar los tuyos y manifestar su inconformismo por tan vil lejanía. ¿Cómo carajos lograrlo si esto no fue lo acordado desde un principio? Si tan solo un intento erróneo puede desmoronar la pequeña torre que escalamos en cada recatado encuentro.


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